¿Puedo sanar mis síntomas físicos con meditación?, ¿Milagro o magia?
- Carolina González
- 16 jun 2024
- 4 Min. de lectura
“Mi tío curó su enfermedad física con kundalini”. Recientemente una persona me contactó diciéndome esto como único motivo para tomar sesiones de meditación kundalini para “curar” una aflicción física suya porque le funcionó a su tío.
Es conocido como a través de varias prácticas mentales y espirituales algunas personas llegan a “curar” varios síntomas físicos catalogados como “crónicos”, “degenerativos”, “sin cura”. Hay muchos ejemplos, como la mujer que se curó de cáncer de útero grave al meditar con las meditaciones de Joe Dispenza; el creador de alcohólicos anónimos que pudo cortar de raíz su adicción al alcohol gracias a las plantas maestras; mi caso personal con mi propia aflicción de intestino de colon irritable que curé con las mismas prácticas que hoy comparto en un proceso de varios años; del mismo modo, miles de testimonios de sanación impactantes con la hipnoterapia, la meditación vipassana, el reiki, etc.
¿Cómo sucede esto?, ¿por qué algunas personas sí y otras no?, ¿por qué es tan debatido?
En mi práctica clínica, curiosamente he sido testigo de cómo y por qué suceden estos “milagros” y me atrevo a decir que la respuesta no es tan simple ni generalizada. Puedo de alguna manera predecir la probabilidad con base en la expectativa y el motivo personal de la persona. Sucede que paradójicamente si uno llega con el único motivo de “curarse” de x aflicción entonces hay una menor probabilidad de que esto suceda, ¿por qué?
Porque esta “curación” sucede muy a menudo como un efecto secundario de dicha práctica cuando se busca conocer y abrirse a otras preguntas relacionadas con el SER, como por ejemplo el conocer más acerca de uno mismo, el tratar de entender lo que le pasa a uno desde una mirada de quién soy, y muchas veces sucede no por la herramienta en sí o por la capacidad del “sanador”, sino por el trabajo interno que pone el paciente, por la curiosidad de indagar en lo más profundo de sí mismo y estar abierto al cambio de uno, a vivir o poder percibir la realidad de otra forma.
Tal vez el tío se pudo curar no por el “kundalini en sí”, sino porque estaba dispuesto a rendirse ante la posibilidad que la causa podría venir de otro lugar, porque estuvo dispuesto a cuestionarse, a buscar más allá del síntoma, a investigar la causa y a tomar responsabilidad. Es decir, si uno busca tener un cuerpazo, no basta con contratar al mejor entrenador del mundo, si uno no se pone a entrenar y a hacerlo por su cuenta, conlleva un esfuerzo personal, y sucede lo mismo en el campo de lo invisible. Porque en la actualidad, se cree que el doctor me va a curar con una pastillita. Esa pastillita claro que puede ayudar, pero parece que estos “milagros” se dan cuando uno descubre que nadie te puede curar realmente, sino que puedes tomar estas herramientas de apoyo para que tú lo hagas por ti mismo, para descubrir que el poder reside en ti, en tu perseverancia y fuerza interior.
Cuando yo buscaba la cura para mi malestar, pasé por más de 30 médicos, especialistas, cientos de pastillas, dietas y prácticas, estaba tan enfocada en curarme hasta que llegó un momento en el que me rendí, lo dejé ir, y me avoqué a meterme en un terreno desconocido para tratar de encontrar las respuestas a otras preguntas, como mi propósito de vida, como descubrir quién soy realmente, y es cuando sin esperarlo, sucedió como efecto secundario.
El problema creo que estaba en el enfoque, mi enfoque era en como “tener salud”, sin darme cuenta de que es justamente el último eslabón. Un maestro me comentó, una vez, de esta maravillosa pirámide del YO configurada por el SER, HACER y TENER.

Cuando conocemos a alguien normalmente lo primero que preguntamos es: ¿a qué te dedicas? (HACER), lo primero que yo quería era curarme (TENER), sin embargo, con frecuencia se nos olvida que lo que está arriba y precede es el SER. Cuando partimos de conocernos íntimamente, genuinamente, conocer nuestro ser auténtico, parece que se da mucho más fácil y natural HACER algo relacionado y en directa congruencia con los que somos y eso naturalmente nos lleva a un TENER (dinero, salud, etc.). Quería empezar por el último eslabón como la persona que al inicio me dijo lo mismo, y que cuando le contesté que no era algo asegurado, sino un efecto secundario de comenzar por el SER, perdió interés y no me volvió a contestar.
Creo que a muchos de nosotros nos educaron con la concepción de que las respuestas y la cura de lo que padecemos está afuera de uno mismo, son gracias a un “sanador” a una herramienta “mágica”, cuando el verdadero sanador y mago es uno mismo, creo que uno de los aprendizajes más grandes de mi vida está en caer en cuenta que la verdad, las respuestas y la sanación en última instancia está en uno mismo, y es por la misma razón que pueden haber tantas herramientas que a veces funcionan, pero muchas otras veces no y nos decepcionamos, nos desilusionamos. Tal vez la solución podría ir más encaminada a buscar la herramienta que nos resuene más, que nos empodere para convertirnos en nuestro propio maestro.